Llega el invierno y las necesidades y demandas de los españoles y las españolas se transforman de una manera muy grande. Nuestro país presenta una característica muy particular, que no es otra que la diferencia de las temperaturas entre los meses más crudos de ese invierno con las de los meses de julio o agosto, que son un verdadero infierno. La actitud de la población cambia por completo de un momento a otro y los productos que compra o necesita también sufren variaciones. Por lo general, la alegría a la hora de comprar suele ser menor cuando hace frío que cuando las temperaturas son más altas, a excepción de la Navidad, claro. Sin embargo, hay que tener claro que hay negocios que son mucho más propicios para los momentos de invierno. Uno de los ejemplos que mejor lo pone de manifiesto es el del negocio dedicado a la producción y venta de sal, que es uno de los sectores con más recorrido en el interior de nuestras fronteras. Las ventas de