Recuerdo mi primer trabajo cargando cajas en un almacén no duró ni tres días hasta que me entró un dolor de espalda realmente fuerte. Tras ir al médico me preguntaron si había hecho un sobreesfuerzo, a lo que yo respondí que solo levanté unas cajas, y de repente el médico me dio una baja. El jefe de aquel entonces no se tomó bien esto, pues el pensaba que con lo joven que era no podía tener dolores y me despidió.
Lo cierto es que en ese momento no le di mucha importancia a este asunto, pero años después de haber acabado la carrera me di cuenta del gran problema que tenía aquel empresa. Y no era que no tuvieran una carretilla eléctrica que pudiera hacer el trabajo de manera más cómoda, sino que la prevención de riesgos laborales es nula.
Aquel que piense que los riesgos en una oficina son mínimos puede empezar a morderse las uñas por lo que pueda pasar. Pues los riesgos siempre están ahí, es como la frase que reza: “piensa mal y acertarás”, pero actualmente esto debemos traducirlo a prevén los accidentes y acertarás.
La prevención de los riesgos laborales se ha vuelto muy importante en las empresas, sobre todo después de que se ha demostrado que la productividad aumenta de manera directa cuando se llevan medidas de protección. Enseñar al personal a prevenir estos riesgos es todavía más importante, pues solo de esta manera conseguiremos demostrarles la importancia de los riesgos.
Existen muchas maneras de impartir cursos de prevención laboral, y más ahora que los mismos se pueden realizar de manera online. Pero sin duda, una de las mejores empresas que imparte estos cursos es precisamente de las que más experiencia tiene en Alicante, y es Semercon, una empresa que lleva prestando sus servicios desde 1979 en Alicante y Murcia.
Los riesgos laborales más comunes
Las caídas al mismo nivel son bastante frecuentes, y uno de cada cuatro accidentes en la oficina se producen por este motivo. Como hemos dicho anteriormente, el orden en el lugar de trabajo es muy importante. Este incidente se suele dar por tropiezos, choques o al resbalar con algún líquido derramado en el suelo. Al igual que las caídas en altura, ya que las escaleras es uno de los elementos con más riesgo de las oficinas. En ellas, ocurren alrededor de 5.000 accidentes al año y uno de cada 10 suele terminar en incapacidad.
Los contactos eléctricos se contabilizan en más de 2.000 accidentes, y se producen por el contacto con la electricidad. En una oficina, se está siempre rodeado de enchufes, cables y máquinas. Los expertos aconsejan no tocar nunca los aparatos eléctricos con las manos húmedas y no tirar nunca del cable al desconectarlos.
También es común tener golpes con estanterías o armarios. Aquí lo importante es asegurar la estabilidad de todos los muebles y/o complementos que estén a nuestro alcance. Por ejemplo, es muy frecuente tener un golpe o incidente con los cajones archivadores. Por ello, es imprescindible asegurarse de que disponen de un tope que no permite la salida total del cajón, evitando así un golpe innecesario.
Un aspecto que pasa en la mayoría de las empresas son los sobresfuerzos. no es lo más habitual en la oficina, pero hay veces que también el personal tiene que levantar objetos pesados. Como no entra dentro del trabajo de un oficinista, no disponen de ningún tipo de protección y pueden llegar a generar lesiones de espalda.
No es una broma, la fatiga mental es un riesgo, porque los riesgos en la oficina no son sólo físicos. El cansancio mental puede llegar a producir ansiedad o estrés. Para evitarlo, hay que intentar priorizar las tareas, no poner límites que no se puedan cumplir e intentar conseguir un ambiente distendido con los compañeros para facilitar la jornada laboral.
Por último, la fatiga postural ocurre al trabajar sentado durante todo el día en una silla frente al ordenador pudiendo provocar fatiga y problemas músculo esqueléticos. Además, si la silla no está bien configurada, el cuello, brazos y espalda pueden resentirse. Para evitar, además, la fatiga visual, se debe situar la pantalla a una distancia no inferior a 40 centímetros de los ojos y orientarla perpendicularmente respecto a las línea de ventanas y el eje de visión, inclinándola ligeramente hacia delante, para evitar reflejos.