Reinventarse o morir. La famosa crisis ha provocado que tengamos que estar en continuo reciclaje y abiertos a nuevas aventuras. El trabajo no va a venir a la puerta de casa y por eso hay que salir a la calle a por él. Soy licenciado en Periodismo, quizás la carrera más sacudida por el paro y la incertidumbre, por lo que he tenido que luchar duro por ello. Hasta hace muy poco yo he trabajado en Madrid, pero por unos ajustes de personal me han trasladado a Barcelona. No es fácil. Cuando comenzó mi aventura solo tenía una cosa clara: mi nueva casa estaría amueblada por DisMobel, así que os podéis imaginar cuál era la situación de mi cabeza.
Y es que no era consciente de lo que me esperaba, pero solo quería sentirme a gusto en mi hogar. Iba a ser mucho tiempo viviendo solo, y lo que quería era estar arropado, como con personas no podía ser, pues lo que hice fue hacerlo con muebles. En este caso, quise que mi casa me lo amueblaran ellos porque tenía una gran experiencia en Madrid. No hubo problemas con el traslado porque para pedidos con importe igual o mayor a 500 euros, el envío es gratuito.
Una vez que tuve mi casa decorada, era el momento de enfrentarme a los famosos catalanes. Y lo que he podido comprobar es que vivimos de estereotipos, parece que nuestras vidas están basadas en las películas como Ocho Apellidos Catalanes , a veces somos muy cerrados. Porque lo que yo me he encontrado aquí es una ciudad cosmopolita, que sabe acoger a sus visitantes. Ahora bien, que tienen sus raíces propias, eso no se puede negar, que luchan por ello, tampoco. Por supuesto que la gente es encantadora, y sigo pensado que son los políticos los que hacen envenenarse al resto de los ciudadanos.
El nacionalismo
Por ejemplo, si un político te dice que tu vecino te está robando las gallinas, y que encima tú le estás pagando luego los huevos…¿qué piensas? Pero claro, hay que comprobar si eso es verdad. Mi recomendación está clara, Barcelona y Cataluña son zonas perfectas para convivir. Ahora bien, yo pido que sus gente recapacita si finalmente hay referéndum, porque creo que todos unidos, sumamos. No me gustaría sentirme en esta tierra, como un extranjero, cuando nunca lo he hecho.
En cuanto a mi trabajo, bien es cierto que he tenido la peculiaridad del idioma. Al principio me costó bastante aprender, por suerte en mi empresa no me hacían pasar por ese trago, pero luego he ido aprendiendo poco a poco. He acudido a una academia y la verdad es que ya puedo decir eso de que “parlo catalá”. Un nuevo valor que me va a servir para crecer como profesional y poder buscar más salidas.
De esta forma se demuestra que en tiempos de crisis, si tienes ganas de salir adelante, de abrir tu mente y de luchar por lo tuyo, encuentras salidas. Aunque sea que un madrileño se haya tenido que ir a buscar el pan (en este caso con tomate) al mismo Barcelona. Eso sí, de fútbol prefiero no hablar, que es lo que peor llevo. Algún día os contaré cómo viví el último clásico con derrota de los merengues, pero esa es otra historia.