Empezar hablando de factores de fracaso a la hora de montar un negocio si puede parecer de mal augurio, pero más bien, en verdad, es una previsión.
Por supuesto que hay que pensar en positivo para afrontar el reto de emprender, pero también es bueno saber donde otros han fallado para reconocer las zonas de peligro y evitarlas, de ser posible
Así que vamos a enumerar los aspectos críticos que a otros empresarios les ha causado problemas, y que muchas veces les han llevado al cierre de sus empresas, para mantenernos siempre alertas en nuestra ruta, y que si los vemos venir, podamos evitarlos:
1. La falta de experiencia en el sector
En algunas ocasiones, comenzar un negocio es una forma de transformar nuestras vidas. Pero si se trata de un cambio demasiado drástico, puede ser muy perjudicial, por ejemplo en el caso de incursionar en un sector que desconocemos. En los negocios todo pasa muy de prisa, mientas nosotros necesitamos tiempo para aprender.
2. Una mala ubicación
Esto tiene que ver con cualquier negocio abierto al público. La ubicación es vital para un comercio. Podremos tener el sitio más amplio y mejor acondicionado de la ciudad o un precio de alquiler muy bajo, pero si no estamos en la ubicación correcta, no lograremos tener muchas visitas de clientes.
3. La falta de un plan de negocio
Antes de empezar, es esencial conocer los datos claves sobre nuestro proyecto. Estudiar el mercado, analizar la política de precios, los costes, la rentabilidad y por supuesto, la inversión necesaria y la financiación. Para eso es de suma importancia contar con un buen plan de negocio. Esto no será la garantía del éxito, pero si nos será de utilidad para entender mejor los puntos clave y evitar muchos errores.
4. Empezar sin el capital suficiente
Muchos emprendedores pecan de optimistas calculando una necesidad de financiación un poco por encima de la inversión inicial y confiando en el éxito que aún no tiene la empresa para autofinanciarse desde el principio. Pero por lo general, las cosas tardan muchos meses, incluso años, en generar los ingresos suficientes, por lo que un capital inicial demasiado ajustado puede condenar nuestro proyecto incluso durante su despegue.
5. No tener mercado
Algunos candidatos a emprendedores, manejados por su temor por la competencia, quieren encontrar la idea de negocio perfecta, que por supuesto, todavía a nadie se le ha ocurrido. Está tendencia a buscar un mercado sin competidores, muchas veces lo que hace es que invirtamos en un mercado que no es suficiente. Lo mismo le puede pasar a proyectos que se enfocan demasiado en el desarrollo de un producto que creen perfecto al principio, sin si quiera molestarse en comprobar su posible éxito con clientes potenciales.
6. Querer empezar a lo grande
Si crear una empresa ya de por sí es un riesgo, empezar a lo grande es un riesgo más que innecesario. Equiparse con material de segunda mano, alquilar en lugar de comprar, empezar con una plantilla ajustada o abrir un solo centro para probar el concepto son algunas medidas prudentes que nos permiten comenzar nuestra empresa e ir haciendo las correcciones necesarias sin comprometer nuestro capital. En cambio, si se comienza como una empresa grande podría ser la razón de nuestro fracaso.
7. Un crecimiento excesivo
No suele pasar a menudo, pero por desgracia ocurre. A veces una empresa funciona tan bien que decidimos desarrollarla más rápido de lo que habíamos planeado, y acaba muriendo, víctima de su éxito, casi siempre por motivos de una mala gestión económica.
8. Publicidad insuficiente
La prudencia inicial en los gastos tampoco debe ser excesiva, por ejemplo, no podemos dejar de hacer una buena publicidad. Algunos emprendedores confían demasiado en su producto y llegan a pensar que los clientes vendrán por si solos. Pero incluso, aquellas empresas que funcionan del boca a boca también deberían hacer una inversión para darse a conocer al inicio. Por supuesto, hay que evaluar cuál sería el canal más eficiente de acuerdo a nuestro tipo de negocio.
9. No tener un buen equipo
Si estar demasiado solo es un problema, rodearse mal es incluso peor. Recuerda que un grupo va a la velocidad del más lento de sus miembros. Por lo mismo, es importante buscar personas que sean mejores que nosotros en las áreas de habilidades requeridas, así como también lo es encontrar el socio adecuado.
10. No adaptarse
Por mucho que se haya trabajado sobre la estrategia y el producto, un negocio empieza de verdad cuando se pone a prueba frente a los clientes. A partir de este momento, se tiene que tomar en cuenta la respuesta de los compradores y adaptarse, en un proceso de mejora continua. Y por supuesto no solo hay que adaptarse a los clientes, sino también analizar el funcionamiento de la empresa y optimizar cualquier aspecto que necesite una mejora.
11. Falta de compromiso
Emprender es duro; se necesita de mucho trabajo y provoca mucho estrés. Además, nos obliga a incursionar en áreas que no nos gustan y que desconocemos, a tomar decisiones difíciles, a aguantar. Esto no puede hacerse a medias, por lo que se debe tener dedicación y compromiso total. Muchos de los emprendedores que no lo hacen, suelen tirar la toalla demasiado pronto.
12. Mala gestión financiera de los beneficios
Las estructuras de la mayoría de negocios dependen demasiado de la financiación ajena. La financiación propia no debería ser de menos de un 40% de los recursos financieros totales de cualquier proyecto. De no ser así no se trataría de todo menos de una inversión seria con visión a largo plazo. También muchos propietarios de empresas las ahogan, literalmente, en los primeros años de vida.
Lo más recomendable es que inviertas en negocios con una previsión de unos 10 años antes de comenzar a retribuir a los propietarios, claro, esto si queremos que tengan posibilidades de éxito.
13. Endeudarse demasiado
En relación al punto anterior, la mitad de los emprendedores financia el cien por cien del negocio de su propio bolsillo, y la otra parte se la pide a algún conocido o familiar. De otro modo, queda recurrir a la financiación de bancos y empresas de capital riesgo. Esta última opción es la más osada, sobre todo si los recursos ajenos son superiores al 30-40% de la inversión total realizada. En este caso se debe tener en cuenta, que la asfixia del negocio por un exceso de deuda no sólo se produce si no logramos una cantidad importante de clientes, sino también se puede producir incluso si el negocio va bien.
El estrangulamiento financiero de una empresa exitosa pasa casi siempre en empresas en las que entran en juego las economías a escala. Cuando se pide un crédito para aumentar el volumen de negocio se corre el riesgo de que, para un volumen determinado, el beneficio obtenido no sea suficiente para cubrir el coste de los intereses de la deuda.
14. No tener apoyo de expertos
También, el afán por ahorrar está detrás de este error clásico entre los emprendedores novatos. Un error común es pedir ayuda a conocidos. Así terminas confiando en un amigo contable que sabe mucho pero que al final no te soluciona tu problema como esperabas.
Este error es muy común ya que una pyme no siempre se puede permitir tener en nómina a un director financiero o un contable, pero siempre si puede acudir a un asesor externo.
15. Elegir mal la forma jurídica de la empresa
El 60% de las pymes españolas están creadas por promotores que han elegido la condición jurídica de persona física en el momento de constituir la empresa. Y esta termina siendo la elección más arriesgada ya que obliga al promotor a responder con sus propios bienes si la empresa no va bien.
16. No informarse de las obligaciones legales
Los asesores legales de TuAppbogado.es nos alertan que en algunos mercados existen normativas muy específicas que se pueden escapar a las previsiones del emprendedor, por lo cual es esencial contar con asistencia legal para tu empresa. Al principio, puedes contratar a un abogado a media jornada, pero cuando la empresa empiece a crecer, se recomienda incorporar uno a la plantilla.
17. Falta de previsión de trámites y papeleo
Otro error legal es la falta de previsión en relación a los trámites administrativos requeridos para la creación de una empresa. Por ejemplo, puede pasarte que necesites que algún ministerio te facilite un documento para poder comenzar con tus actividades laborales como empresa, documentos que pueden ser complicados de obtener y que pueden tardarse incluso meses en tramitarse. En ese caso, si abres tu local y agregas un equipo a tu nomina, sin tomar en cuenta este tipo de percances y sus efectos sobre tu presupuesto, podrías tener que cubrir los gastos de alquiler y nomina sin haber podido generar ingresos ya que estabas a la espera de los documentos necesarios para el inicio de tu actividad. Meses de gastos sin entradas que podrían significar la muerte temprana de tu proyecto