Aunque muchas veces solemos no prestarles atención a nuestros pies, la verdad es que de ellos depende la salud de nuestras articulaciones, nuestra capacidad para caminar erguidos e, incluso, para optimizar el rendimiento deportivo.
Así, en la mayoría de los casos sucede que, aunque nuestros pies son nuestra conexión con tierra, los dejamos rezagados en nuestra lista de prioridades solo por ser parte de nuestra estructura inferior.
La anatomía de nuestros pies
Anatómicamente, el pie y la mano humanas son variaciones de una misma estructura de cinco dígitos común a muchos vertebrados; y es también una de las dos estructuras más complejas del cuerpo humano.
De hecho, es gracias a las arterias y venas que irrigan el pie: nervios, 26 huesos, 33 articulaciones y 107 músculos (extrínsecos e intrínsecos), ligamentos y aponeurosis (fascias) que los componen que es posible moverse de un lugar a otro, garantizar la estabilidad necesaria, y soportar nuestro peso. Mientras que, al maltratarlos puede ocasionar dolores de tobillos, rodillas, meniscopatías, lesiones de cadera, columna (lumbalgias, discopatías,…), y otras afecciones importantes.
Las zapatillas como responsables de las afecciones en los pies
Una de las principales raíces del problema es nuestro calzado. Sucede que muchas veces dejándonos llevar por las modas o la estética llevamos el calzado menos apropiado y terminamos lastimando nuestros pies.
Los zapatos cumplen una función muy importante haciendo que consigamos caminar de forma cómoda y segura, pero muchas veces la elección de un calzado inadecuado lejos de hacernos un bien, acaba por causarnos importantes daños a nuestra salud. Tanto así, que a las consultas de ortopedia suelen llegar pacientes quejándose de dolor de espalda y pies, de los cuales, la mayoría podía haberse evitado, simplemente, mediante el uso de un calzado adecuado.
Por ello, existe una marcada diferencia entre llevar un zapato u otro; además que no solo debemos escoger una determinada zapatilla por su color o forma, porque está de moda o porque nos dicen que es la mejor, sino que también debemos asegurarnos que sea la mejor para soportar nuestra actividad diaria.
Consecuencias en niños y adolescentes
Analizando de forma un poco más detallada el efecto de un calzado inadecuado en la salud de nuestros pies, en el caso determinado de los niños y adolescentes, las “bambas” o zapatillas de deporte, las cuales suelen ser el calzado habitual, favorecen la aparición de lesiones. Entre las más frecuentes están: hiperhidrosis (sudor excesivo), micosis (hongos), papilomas, alergias (sobre todo de contacto por colas y disolventes), e incluso, y quizá la más grave, la deformación de los pies.
Por esto, debemos cuidar que el calzado deportivo por muy cómodo y de moda que sea, no debe ser el calzado por excelencia para estas edades. Debemos tener presente la calidad del calzado y que cuidar los pies de los niños es muy importante, ya que así es como garantizamos un correcto desarrollo.
Los especialistas en ortopedia recomiendan más bien zapatos indicados para cada etapa de desarrollo del niño, así como calzado deportivo específico para las diferentes actividades que se realicen, de forma que siempre cuenten con el soporte adecuado y a su vez, un desarrollo físico y motor apropiado.
Consecuencias en el adulto
En el adulto si calzar bien es necesario en la vida cotidiana, especialmente lo es cuando se está practicando un deporte, ya que los pies son los que cargan con todo el peso del cuerpo y amortiguan los impactos durante el ejercicio.
Por el contrario, un calzado inadecuado puede ser el desencadenante de múltiples problemas, especialmente en la mujer, en los que podemos mencionar:
- Hallux valgus o juanetes, que aparecen por el uso de calzado muy estrecho y terminado en punta o porque existe una predisposición genética.
- Metatarsalgias.
- Deformidades en los dedos: Dedos en garra y/o dedos en martillo.
- Callosidades y durezas que se forman en el dorso de los dedos y plata de los pies, debido a los roces que se producen cuando usamos el calzado inadecuado, o cuyos materiales no son los mejores para mantener la salud de la zona. A su ve3z, esto genera importantes molestias, además de ser antiestéticos.
- Sesamoiditis: inflamación de 2 huesos situados debajo de la cabeza del primer metatarsiano, cuya función es actuar como palanca para el flexor corto del hallux.
- Inflamación por roce y por acortamiento del tendón de Aquiles
- Dolor a nivel de gemelos, e incluso dolores en rodillas provocados por la sobrecarga a la que se ven sometidas, en especial con el uso de tacones.
- La circulación arterial y venosa se deteriora, el retorno sanguíneo no es el adecuado y aparece edema y pequeñas varices.
- Uñas encarnadas.
- Fascitis plantar.
Otros aspectos relacionados con el mal uso del calzado, a los que se les debe prestar especial atención son:
- El uso de tacos excesivamente altos (que tengan más de 5 cm en promedio), ya que esto genera que el peso del cuerpo se desplace hacia la parte anterior del pie, produciendo movimientos de compensación de la columna con la consiguiente problemática en la misma (discos intervertebrales, raíces de los nervios, contracturas musculares, etc). También genera deformidad del arco plantar, acortamiento de los gemelos y el tendón de Aquiles, que puede producir problemas crónicos en el mismo y la tan temida “fascitis plantar”. Además que provoca también sobrecarga en el metatarso (parte anterior del pie) con aparición de callosidades plantares dolorosas e inestabilidad en el tobillo con posibles lesiones de los ligamentos laterales.
- El uso de zapatos “en punta” ó stiletto, ya que suelen facilitar la aparición de “hallux valgus” o juanete, dedos en garra o martillo, “ojo de gallo” o heloma, juanetillos de sastre, uñas encarnadas y neuromas (pequeños tumores del nervio entre los metatarsianos ) entre otros problemas. Sin mencionar que si se combina con el taco alto, el resultado suele ser realmente calamitoso.
- El uso de suelas duras (cuero, madera,etc), las cuales predisponen a las metatarsalgias (dolor en la parteanterior del pie), la aparición de callosidades plantares e incluso verrugas y dolores en las piernas.
- Suelas gastadas, ya que suelen desgastarse dejando deformidades que pueden llegar a causar dolor al caminar.
Características de un zapato adecuado
Ya que hemos dejado muy en claro la importancia de un buen calzado, nuestros amigos de Marian’s Sport, expertos en calzado deportivo, nos comparten algunos consejos prácticos para comprar el zapato ideal para tus pies:
- Comenzamos recomendándote que si vas a comprar zapatos, lo hagas mejor en las horas de la tarde, cuando vas saliendo de tu larga jornada de trabajo y por lo general tus pies están hinchados. Por el contrario, si los compramos por la mañana y hemos estado trabajando o haciendo otras actividades, es probable que nos aprieten por la tarde.
- El calzado se debe acomodar de inmediato. Hay que recordar que el mejor momento del pie en un calzado es al ponérselos, luego, en el mejor de los casos el confort se mantiene o se pierde, pero no mejora. Además, también es importante probarse ambos zapatos ya que es normal que un pie sea más grande que el otro y debemos asegurarnos que ambas piezas encajan a la perfección.
- Dependiendo del zapato que vayamos a utilizar es importante llevar calcetines o las medias habituales a la hora de comprarlos, ya que así podemos evaluar como en verdad se sentirá durante el día a día.
- Aunque ya todos sabemos nuestro número, igual siempre es importante mediarte los zapatos antes de comprarlos. Esto porque depende del país o la marca, los fabricantes usan hormas distintas.
- Al probarnos unos zapatos nuevos, debemos intentar mover los dedos dentro de ellos para saber si están demasiado ajustado. Además de intentar caminar con ellos puestos para ver como se adaptan a nuestro pie. El calzado debe ser cómodo, por eso es importante probarlos caminado con ellos antes de comprarlos.
- También es importante llevar plantillas (en caso de usarlas) al momento de probarse los zapatos. Esto porque la plantilla disminuye el espacio disponible para el pie y esto afectará en el número que debemos elegir.
- Todo buen zapato debe tener un contrafuerte bueno que le de buena sujeción al talón.
- Así mismo, el tacón no debería exceder los 4 cm y ser ancho, de punta redonda, de forma que no comprima los dedos.
- Es recomendable comprar zapatos con suelas “soft” ó “ultrasoft” que por su constitución distribuyen el peso a fin de evitar la sobrecarga del metatarso o el talón durante la marcha, además de, como dijimos anteriormente, un tacón de hasta 4 cm y una puntera lo suficientemente ancha para que el pie no se sienta comprimido por la misma.
- El zapato también debe tener consistencia o arco de enfranque que le da resistencia desde la parte posterior hasta la anterior.
- De tratarse de un zapato abierto, este debe estar sujeto al menos por una tira desde atrás, porque los dedos del pie tienden a tratar de sujetar el calzado con un movimiento de reptación, lo cual a la larga trae como consecuencia que los metatarsos se sobrecarguen.