La piscina es una de las instalaciones de ocio más importante en cualquier chalet o comunidad de vecinos. Como sucede con otros elementos comunes, se estropean con el uso. Es conveniente revisar la piscina a fondo al menos dos veces al año. Antes de abrirla al público y cuando termina la temporada. El otoño, sin duda, es el periodo más utilizado para restaurarla y reparar averías.
En España hay más piscinas de las que nos imaginamos. Según datos publicados en la revista Newtral, en nuestro país hay 1,29 millones de piscinas. Los datos proceden de la oficina del catastro, dependiente del Ministerio de Hacienda. La cual recoge los datos inmobiliarios de todo el país, excepto de Navarra y el País Vasco.
Tenemos una piscina por cada 35 habitantes. Dentro de este número general se incluyen las piscinas públicas (sean municipales o privadas), las que son propiedad de hoteles y complejos turísticos, y las piscinas particulares. Estamos hablando de un número relevante.
Aunque es difícil hablar en términos absolutos, parece que es Madrid la ciudad de España con más piscinas en su término municipal. La capital del país tiene en torno a 14.500 piscinas, de las cuales el 97,3% son al aire libre y solo un 2,7% son cubiertas. Le siguen en el ranking la ciudad de Córdoba, con 11.750 piscinas, y Marbella, con más de 10.500. El municipio de España con un ratio más elevado de piscinas con relación a su población es el pueblo de Valderrollo, en Guadalajara. Donde hay 30 piscinas para solo 23 vecinos empadronados.
Como vemos por la cantidad de instalaciones, la rehabilitación de piscinas no es un tema irrelevante. Para acometer la revisión y reparación de piscinas se recomienda apoyarse en profesionales. Tener una piscina en buen estado es más importante de lo que se piensa.
Estas son las averías y daños más habituales que suelen sufrir las piscinas.
Hemos hablado con propietarios y técnicos en mantenimiento de piscinas y nos han dicho que estas son las averías más frecuentes que suelen sufrir estas instalaciones:
- Fugas de agua. Las piscinas suele padecer grietas o fisuras en las paredes o en el suelo que provocan fugas de agua. Suelen ser consecuencia del desgaste de la piscina, de movimientos del terreno o de errores en la construcción. Localizar y reparar las grietas con selladores específicos es fundamental para evitar daños mayores.
- Problemas en el sistema de filtración. El filtro de la piscina puede obstruirse o averiarse, lo que provoca un mal funcionamiento en la depuración del agua y, por tanto, una posible contaminación de la piscina. Esto se produce por acumulación de suciedad, desgaste de las piezas o falta de mantenimiento. Limpiar el filtro, revisar la bomba y las tuberías asociadas es una tarea que se debe realizar con regularidad
- Desgaste del revestimiento. El revestimiento de la piscina, ya sea de gresite, cerámica o vinilo, puede agrietarse, despegarse o deteriorarse con el tiempo. La exposición constante a productos químicos y los cambios de temperatura suelen ser la causa más frecuente de este deterioro. Sustituir las baldosas dañadas o aplicar un nuevo revestimiento es la solución.
- Bloqueo de las tuberías. Las tuberías por las que circulan el agua pueden agrietarse, romperse o sufrir bloqueos. Esto afecta al buen funcionamiento del sistema de filtración. Puede producirse por movimientos del terreno o por el crecimiento anómalo de las raíces de los árboles del jardín, que llagan a dañar las tuberías subterráneas. Detectar la obstrucción o fuga de agua con herramientas especializadas y reparar o reemplazar las tuberías afectadas es la solución a este problema.
- Averías en la bomba de agua. La bomba de la piscina es clave para el correcto funcionamiento del sistema de filtrado. Las bombas pueden dejar de funcionar o funcionar de manera ineficiente debido a fallos eléctricos, al desgaste de la máquina o por falta de mantenimiento. El mantenimiento regular de la bomba de agua es una tarea básica en el cuidado de la piscina.
- Aguas verdes o turbias. El agua puede volverse verde debido al crecimiento de algas o turbia por la acumulación de partículas en suspensión. El desequilibrio químico, el mal funcionamiento del sistema de filtración o la falta de cloro originan esta contaminación. Ajustar el equilibrio químico del agua (pH, cloro) y realizar una limpieza es fundamental para prevenir y/o restaurar la calidad de las aguas.
- Desgaste o rotura de escaleras y barandillas. Este es otro de los daños habituales en las piscinas. Las escaleras y barandillas de acceso a la piscina pueden aflojarse, oxidarse o romperse. El uso constante de la piscina y la exposición a elementos químicos como el cloro influyen en ello. Para solventar el problema deberemos reemplazar o reparar los elementos dañados.
- Mal funcionamiento del sistema de climatización. Si la piscina cuenta con sistema de calefacción, puede sufrir averías que impidan calentar el agua correctamente. Las causas más frecuentes suelen ser fallos en el calentador o problemas en el sistema eléctrico. En piscinas climatizadas, la revisión del sistema de calefacción forma parte de las tareas de mantenimiento.
- Desperfectos en el bordillo. El borde de la piscina, también conocido como corona o bordillo, puede agrietarse o perder piezas, afectando la estética y la seguridad de la piscina. Esto se produce por la exposición continuada al sol o por un mal uso de las instalaciones.
- Problemas en el sistema de iluminación subacuática. En piscinas con este tipo de iluminación, las luces subacuáticas pueden dejar de funcionar por averías eléctricas o por la entrada de agua en las luminarias. Revisar el sistema eléctrico y sellar las conexiones para evitar filtraciones son las acciones adecuadas para prevenir o solventar estos problemas.
- Desgaste de la superficie de hormigón. Por último, las piscinas de hormigón pueden sufrir desgaste en su superficie, perdiendo suavidad y apareciendo asperezas. La erosión producida por los productos químicos y la falta de mantenimiento suelen ser las causas más habituales. Para restaurar los daños es preciso realizar un arenado o aplicar una nueva capa de hormigón.
Es importante revisar el sistema de depuración.
Como hemos visto en el apartado anterior, las averías en el sistema de filtrado y en las bombas de agua suelen ser unos de los daños más habituales en las piscinas. El buen funcionamiento del sistema de filtrado es clave para mantener a calidad de las aguas y evitar que se produzcan infecciones.
Como mínimo, deberíamos revisar todo el sistema antes de abrir la piscina al público, al comienzo de la temporada, y cuando la cerramos, antes de emprender el invernaje.
En otros tiempos, los daños mecánicos en este sistema eran todo un quebradero de cabeza. En la actualidad, tal y como nos cuentan los técnicos de Rama Piscinas, una empresa madrileña con 23 años de experiencia en el mantenimiento, construcción y rehabilitación de piscinas, todos estos problemas se pueden solventar con seguridad gracias a los nuevos avances tecnológicos. Uno de ellos son los modernos test mecánicos, que consiguen probar las turbina y las bombas antes incluso de reinstalarlas, una vez solucionada la avería.
Algunas de las averías en el sistema de depuración de aguas son sencillas de resolver, como por ejemplo, la obstrucción del filtro. La acumulación de hojas, arena o suciedad pueden obstruir parcial o totalmente el filtro, evitando que el agua se limpie adecuadamente. Limpiar el filtro existente o sustituirlo por otro nuevo es suficiente para resolver el problema.
En cambio, otros problemas como las averías en el motor de la bomba de agua son más costosos y difíciles de solucionar. El motor se puede sobrecalentar debido a una sobrecarga, a la falta de ventilación o a problemas en el circuito eléctrico. En ocasiones el motor no se puede reparar y hay que instalar uno nuevo.
Problemas sanitarios de una piscina en mal estado.
Una piscina en mal estado en cuanto a la depuración y acondicionamiento del agua puede ser un foco de infección. La web de Radiotelevisión Española (RTVE) recuerda como entre los años 2015 y 2019 más de 3.600 personas enfermaron en Estados Unidos por bañarse en aguas mal desinfectadas en piscinas, Jacuzzis y parques acuáticos. Hubo 286 hospitalizaciones y 13 personas murieron.
Y es que el medio acuático de las piscinas es el ámbito idóneo para la proliferación de bacterias y protozoos dañinos para el cuerpo humano.
Una de las bacterias más habituales en las piscinas es la Escherichia coli. Su entrada dentro del organismo genera diarrea y en altas concentraciones ocasiona daños hepáticos graves. Se calcula que está presente en casi la mitad de las piscinas.
Los daños ocasionados en el oído de los bañistas por otras bacterias como la Pseudomonas aeruginosa pueden llegar a ser realmente graves. Ocasionando un dolor intenso en el oído interno, picor continuo y hasta segregación de pus.
Por suerte, todas estas bacterias se pueden controlar con un filtrado adecuado y con una cloración correcta del agua.
El mantenimiento y rehabilitación de las piscinas no es solo un problema estético. Con él prevenimos ciertos riesgos para la salud y garantizamos un baño seguro para los usuarios.