El alcohol puede generar dependencia y está muy presente en el tiempo libre y en el ocio. En nuestro país el consumo suele iniciarse alrededor de los 13,7 años. Esta bebida tiene un componente social muy importante en nuestra cultura, ya que en España brindamos en Navidad, en las reuniones de trabajo y en cualquier celebración. Los jóvenes no ven el consumo de alcohol como un problema, ya que algunos estudiantes reconocen haber tenido alguna vez una intoxicación etílica o borrachera por alcohol.
Varios estudios han descubierto que el consumo desmesurado de alcohol provoca un organismo casi desnutrido y está adicción es muy peligrosa, especialmente si la persona padece diabetes u otra patología crónica. Un consumo excesivo de alcohol puede producir problemas digestivos, cáncer, depresión, hipertensión arterial, enfermedades del hígado, ansiedad, abortos, alcoholismo, etc. Desde El Mundo explican que «seis de cada diez estudiantes declaran que compran o consiguen ellos directamente el alcohol, según un informe elaborado por el Ministerio de Sanidad».
Los menores compran las bebidas alcohólicas en las tiendas de barrio o quioscos, ya que consiguen que le vendan bebidas alcohólicas sin tener que mostrar ninguna documentación. También recurren a amigos o hermanos mayores para conseguir las bebidas. Y los lugares más habituales para realizar el consumo de esas bebidas son las calles, plazas, parques, playas o espacios públicos abiertos. El Consejo de Ministros, pretende acabar con el término ‘consumo responsable’ de la publicidad de bebidas alcohólicas. La prevención de esta enfermedad debe empezar desde la adolescencia, por lo que los jóvenes no deben beber alcohol antes de los 18 años.
Los especialistas en sesiones de la metodología del Instituto This Naked Mind y para dejar de beber de Remember the now nos explican que el consumo precoz de alcohol puede dañar el corazón y el hígado, causando miocardiopatía, arritmias, hígado graso, hepatitis alcohólica, fibrosis y cirrosis.
El alcohol es la droga más consumida en el mundo tanto entre los hombres como entre las mujeres. Los expertos explican que las mujeres han ido aumentando su ingesta. Un estudio ha descubierto que la mujeres recurren al alcohol porque han sufrido violencia física, por diversión o porque están estresadas. Pero el alcohol afecta más a las mujeres que a los hombres, porque ellas tienen menos masa corporal y más grasa corporal, lo que conduce a una absorción más rápida y a niveles más altos de alcohol en la sangre.
Las mujeres jóvenes y de mediana edad que beben más de una bebida alcohólica al día, tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad coronaria y presentar ciertos problemas de salud en comparación con los hombres. Esto puede ocurrir por las diferencias en el organismo, el cuerpo femenino tiene un 55% de agua en los tejidos y el cuerpo masculino un 60%. El corazón femenino sufre más por el alcohol, aunque ingiera menos cantidad que el hombre. Los expertos explican que la toxina se disuelve antes en agua que en grasa, por eso es más lenta la desaparición de la intoxicación por alcohol.
Aunque una mujer y un hombre del mismo peso beben la misma cantidad de alcohol, los niveles o cantidades de alcohol en la sangre de la mujer serán mayores. El consumo de alcohol entre las mujeres está aumentando porque el número de hospitalizaciones ha aumentado más entre ellas que entre los hombres. Además, son más propensas a experimentar resacas y lagunas inducidas por el alcohol. Las mujeres que regularmente consumen alcohol son más propensas a desarrollar hepatitis y cáncer de mamá. Una bebida al día puede aumentar el riesgo de cáncer de mama entre un 5% y un 15% en comparación con las mujeres que no beben.
A las mujeres les cuesta muchísimo más pedir ayuda porque suele estar mal visto, ya que se les llama ‘malas madres’. Es importante una sociedad igualitaria y ofrecer terapias que promuevan apoyos al sector femenino.
Muchas mujeres recurren al alcohol porque están estresadas y lo consumen como una vía de escape en momentos de presión. Estas mujeres usan el alcohol a modo de premio, ya que deciden beber varias copas tras una ‘larga jornada de trabajo’. Apuestan por el alcohol como un remedio contra el estrés y la ansiedad.
Muchas mujeres británicas y feministas siguen la cultura ladette, que consiste en explotar la libertad de poder beber tanto como los hombres después de salir de la oficina. Muchas mujeres recurren al alcohol al final de un día estresante de trabajo, pero los expertos aconsejan otras opciones más saludables, como ir al gimnasio o un spa. Una persona es alcohólica cuando no es capaz de evitar beber, o tiene la necesidad de beber cada vez mayores cantidades de alcohol. Si tiene estos síntomas deberá acudir a un especialista adecuado para que el trastorno por consumo de alcohol pueda ser tratado y superado.
Para el diagnóstico, el especialista realizará una historia clínica completa y se encargará de ofrecer una atención individualizada y optará por el tratamiento más indicado en cada caso. Se recomienda la aplicación de intervenciones psicoterapéuticas y farmacológicas. Con un tratamiento adecuado puede recuperarse pero esta enfermedad debe ser tratada de por vida. Los expertos explican que es necesario hacer hincapié en las tasas de consumo que ha aumentado en las mujeres.