¿Por qué no amueblar una cafetería con acero inoxidable?

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En la segunda mitad del siglo XX, la mayoría de las cafeterías estaban amuebladas con módulos y muebles de acero inoxidable: la barra, los taburetes, las sillas, las mesas. Un material que posibilitaba una limpieza rápida y efectiva. Bastaba con pasar una bayeta humedecida con agua y lejía. Con el tiempo, el diseño ha desplazado el acero por otros materiales como la madera o la formica.  No pretendemos con este artículo imponer ningún estándar en hostelera, pero sí invitar a la reflexión sobre qué materiales emplear para amueblar un establecimiento de estas características.

Hubo un tiempo en el que se hizo tan popular el acero inoxidable, que parecía que todas las cafeterías estaban fabricadas en serie. Encontrabas el mismo tipo de barras y mesas en las cafeterías de las universidades, de los hospitales, de los edificios oficiales. Cambiaba, eso sí, la disposición de los muebles o el color de las paredes. Se hacía de esta manera porque el acero inoxidable es un material fácil de limpiar, de mantener un entorno higiénico por más tiempo y porque se podía adaptar a cualquier proyecto.

En Madrid era normal encontrar pequeñas cafeterías cerca de las bocas de metro. Eran establecimientos en los que solo había una barra y un equipo de camareros para atenderla. No tenían mesas, carecían de terraza, e incluso no había taburetes. La gente entraba para tomarse de pie, un café rápido y unas porras antes de irse a trabajar. O tomarse una caña acompañada de un pincho de tortilla a media mañana. Estaban ideados para que la gente consumiera y se fuera. Se les ofrecía un servicio exprés. Esos bares estaban abarrotados. En una jornada atendían a varios centenares de clientes. Todo el mobiliario era de acero inoxidable. Era necesario mantener pulcro el local en una situación de afluencia masiva de público. El camarero, cuando recogía la taza de café vacía, pasaba inmediatamente la bayeta sobre el mostrador antes de servir el siguiente pedido. Cuando había un pequeño descanso, salía fuera de la barra y daba una barrida al área de clientes.

El acero inoxidable permitía mantener un entorno limpio permanentemente, mientras no paraba de entrar gente de la calle.

Características del acero inoxidable.

El acero inoxidable es una aleación de hierro con otros metales, entre los que se encuentra el cromo, en una proporción de 10 – 12%. Por la propia fusión de hierro y cromo se forma una superficie de óxido crómico resistente a la oxidación por agua y a la corrosión por productos químicos. Esta unión molecular proporciona el aspecto metálico brillante característico de este tipo de acero. Es resistente a altas y bajas temperaturas, manteniendo siempre la misma configuración.

No es un material poroso, por lo que la suciedad y los microorganismos quedan depositados sobre la superficie, no son absorbidos. Esto le aporta un carácter higiénico, es fácil de limpiar con cualquier producto. Es resistente a la lejía, al amoniaco, al ácido nítrico, etc. No en vano se usa en ambientes donde es imprescindible mantener continuamente la desinfección, como centros sanitarios, laboratorios clínicos o en la industria farmacéutica.

Es resistente a los golpes. Amortigua la energía desencadenada por los impactos distribuyéndola por la superficie. Esto hace que sea más difícil romperlo, y al mismo tiempo, más complicado que se rompa el cristal o la vajilla al golpear sobre él que sobre otros materiales como la porcelana o el mármol.

Requiere un mantenimiento nulo. Su resistencia a las condiciones ambientales: humedad, temperatura, presión, etc. le permite mantener su estructura física intacta, ya se encuentre en interiores como en exteriores. Sometido al sol o bajo la lluvia.

Los aceros inoxidables asténicos, con un bajo contenido en carbono y endurecidos en frío, los utilizados para fabricar mobiliario de cocina y hostelería, son especialmente resistentes y ofrecen una buena soldabilidad. A esto hay que añadirle, como nos informan en Danvimet, fabricantes de mobiliario y estos carros de acero inoxidable para hostelería, una empresa especializada en la fabricación de muebles metálicos para uso industrial, que se trata de un metal maleable y fácil de cortar con precisión, lo que permite fabricar muebles a medida con más rapidez y exactitud que si los encargáramos en madera o en otro material.

En las cocinas prima el acero.

Como bien describe el diario digital Extra Confidencial, el acero inoxidable es el gran protagonista de las cocinas industriales, las de los restaurantes, hoteles y comedores laborales. Todos los electrodomésticos y muebles están fabricados en este material. A veces, hasta las paredes se recubren con finas planchas de acero.

Las cocinas son un entorno de trabajo duro. Altas temperaturas, fuego, herramientas cortantes. En poco tiempo hay que sacar mucha faena, los trabajadores no pueden estar pendientes de no rayar el mobiliario. Toda su atención se centra en sacar el servicio. Por eso son necesarios muebles resistentes y duraderos. Que aguanten los impactos y las condiciones extremas.

En la cocina la limpieza es fundamental. Se manipulan alimentos. Cualquier interferencia de gérmenes puede producir intoxicación en los comensales. Durante la propia actividad se forman charcos de agua y balsas de grasa y suciedad. Es necesaria una superficie, que una vez terminada la faena, se pueda limpiar en profundidad y conservar un ambiente desinfectado para realizar el siguiente servicio. Con frecuencia, es el propio personal de cocina el encargado de limpiar las instalaciones. Lo hacen, una vez han concluido el estresante servicio de comidas. Necesitan un mobiliario que se pueda limpiar rápido. Ya han gastado bastante tiempo y energía en su actividad principal, cocinar.

Por la versatilidad que tiene el acero, se pueden fabricar muebles de una sola pieza en el que se realizan distintas funciones, algo que es muy práctico en cocina. Se puede fabricar bancos de trabajo con un fregadero en un extremo. No es necesario que venga hecho de fábrica. El propio instalador puede soldar las piezas al colocarlo. Sobre una mesa de trabajo, se le pueden añadir repisas, lo que mejora la logística y el almacenamiento. Permite guardar ingredientes y útiles de cocina al lado de donde se está trabajando. La organización en cocina es clave para sacar el trabajo a tiempo. Al final de la jornada, con un trapo, agua y lejía, se consigue limpiar todo.

El acero sigue presente.

Aunque en la decoración de las cafeterías se ha recurrido a otros materiales más elegantes, y a veces parece que el diseño prima sobre la funcionalidad, lo cierto es que el acero sigue muy presente en la barra de los bares. Bancos de preparación y emplatado en los que trabajan los camareros antes de servir las consumiciones están fabricados en acero inoxidable. Con frecuencia, la propia cafetera está colocada sobre una repisa o mesa de acero. Un mueble con la suficiente consistencia como para poder soportar su peso y sus vibraciones. En las barras de los bares hay un pequeño fregadero. Allí se ponen a remojo las tazas de café usadas y las copas de bebida, antes de pasarlas al lavavajillas. El fregadero está hecho en acero inoxidable. Bajo la barra, suele haber un armario o un conjunto de repisas donde se guardan productos que utilizan los camareros durante su trabajo: los sobres de azúcar, las cucharillas, trapos de limpieza, etc. El armario está fabricado en acero inoxidable.

De cara a los clientes, todo parece muy chic y novedoso. Las cafeterías se esfuerzan por diferenciarse en la decoración. Porque no se parezcan unas a otras. Lo cierto es que de barra para dentro, donde no alcanzan los ojos de los consumidores, donde trabajan los camareros, los muebles suelen ser los mismos. Allí sí prima el carácter práctico.

El acero es elegante.

En los años 50 surge en Nueva York el estilo industrial de decoración. Tras la segunda guerra mundial Nueva York se convierte en la capital financiera del mundo. La industria de la ciudad se deslocaliza y se traslada a otras ciudades de EEUU. Los habitantes de esta urbe se ven obligados a transformar las viejas fábricas en viviendas y locales para montar tiendas y negocios.

Se dejan las paredes de ladrillo a la vista. Las tuberías de agua y gas transcurren bajo el techo sin esconderse. Los montacargas funcionan como puerta de entrada a las casas. Lo hemos visto en las películas, asociado en cierto modo al estilo de vida bohemio de los artistas. Lo cierto es que aquello fue una necesidad y afectó a más gente de la que pensamos. Se generalizó, era más económico para las familias y las empresas readaptar una nave industrial que comprar una vivienda nueva. La ciudad sufrió una transformación profunda. No hubo más remedio que transformar el material industrial en elementos decorativos.

Como señala el periódico argentino La Voz, el empleo del metal es una de las características identificativas de este estilo. Dentro de los metales, el acero inoxidable llama la atención por su brillo, se asocia con un elemento productivo y funcional y, al mismo tiempo, proporciona la sensación de pulcritud.

Hoy el estilo industrial lo vemos presente en oficinas, viviendas y locales comerciales. Es un buen momento para replantearse la utilización de mobiliario de acero inoxidable en las cafeterías. No está reñido con la elegancia y es más práctico y duradero.